8 de octubre de 2014

El poder del Hábito



Terminé de leer The Power of Habit en la playa. Una ocasión de pausa, esperando el próximo reinicio.  Momento perfecto para este libro.

El libro es, en general bueno. Puedo decir que lo disfruté. No obstante sólo la primera parte del libro me atrapó.  Los capítulos dedicados casi en exclusivo a la fórmula de funcionamiento de los hábitos capturaron toda mi atención. 

Al parecer,  un ciclo de disparadores, rutinas y consecuentes satisfactores por las rutinas aunado al deseo que esos satisfactores producen son los componentes principales del coktail.

En cuanto a los hábitos organizacionales y sociales... no me queda tan claro. Las últimas dos partes del libro fallaron en dejarme claro el cómo.  Se ve que la participación de la neurociencia en el estudio y comprensión del cerebro, da bases para hablar de los hábitos.  Sin embargo, al llevar la idea a una organización o la sociedad entera carece del mismo fundamento.

Anécdotas interesantes, fluido y en general un buen libro. Habrá que volver sobre algunos conceptos y estudiar. También habrá que hacer experimentos. 

3.5 / 5 estrellas

1/1/14


6 de octubre de 2014

Limpia, pule y da esplendor

Hay que usar el diccionario en casa. Con frecuencia. Con gusto. Nada importa si es la versión online que vemos desde la tableta o el teléfono inteligente. Una cosa muy buena sería que en la sobremesa los libros ayuden a dilucidar cosas, o que cuenten una historia.

Pero el diccionario va un poco más allá. El uso del diccionario en los niños ayuda a que en sus mentes haya un referente que dirime. Un juez, un árbitro que nos ayuda a ponernos de acuerdo. Porque si lo que yo dije no es lo que quise decir y lo que entiendes es una tercera cosa; el diccionario es nuestro aliado en el afán de entendernos.

Define las palabras para que el sentido que queremos darle a la realidad pueda ser el adecuado. Una herramienta extraordinaria en la formación de personas. Una autoridad útil.

11/5/13

5 de octubre de 2014

¡Foto!



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Te acecho

Y seguramente no sólo yo. Pero sí, sé quién eres. Si no con certeza, con un alto grado de probabilidad. Sé a qué hora leíste esto, desde qué tipo de dispositivo, en qué navegador (¡sé quien usa IE!). Conozco qué visitaste dentro de mi blog. Cuánto tiempo pasaste en él.

Puedo deducir si me leíste completo o si sólo te llamó la atención que había una foto. Sé dónde estás y quién eres. Si se me complica, voy y busco las horas de tus publicaciones de fb y te hallo por la hora. Andabas de redes sociales y dejaste huella.

Hay que echarle algo de deducción pero no es tan difícil. Son contados mis conocidos que están fuera del país. De esos, sé quién está en Madrid, quién en Pamplona y sólo se me ocurren dos que puedan leerme desde Tudela.

Si de plano tu huella digital me dice dónde trabajas, está muy fácil.

Sólo tu estás en Mérida. El que está en Cadereyta, ese si me desconcierta... porque debería estar trabajando.

Ignoro, eso sí, quién me lee en Pachuca Hidalgo y otros que me saltan por ahí en lugares desconocidos.

Me da mucho gusto que se tomen el tiempo, que se pasen por aquí.  Sé quién eres porque todavía no somos demasiados. Ojalá pronto no pueda deducirte porque no te conozco de nada.

JS

Sin título