El comportamiento del cerebro ante situaciones límite.
El cerebro ético from Los secretos de tu cerebro on Vimeo.
7 de febrero de 2012
4 de febrero de 2012
El cerebro adolescente
Tratan de explicar el desarrollo del cerebro en la etapa adolescente. Puede contestar muchas preguntas.
El cerebro adolescente from Los secretos de tu cerebro on Vimeo.
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3 de febrero de 2012
Sobre los planos de cine en las noticias
No estoy seguro, pero me da la impresión que en Televisa, los planos de cámara con los que se toman a los candidatos a la presidencia están programados. Lo revisaré en la noche en el noticiero de López Dóriga, pero llevo varios días notando que cuando aparece López Obrador en pantalla es un plano contra picado. Es decir, se le ve desde abajo hacía arriba. Como quien ve a alguien más grande. Suele representar un personaje psíquicamente fuerte, dominante o superior. Siempre está en un escenario hablando con ese carisma que tiene. Los bits de audio suelen ser de mucha fuerza.
Cuando menos ayer, en la nota de Josefina Vásquez Mota, el ángulo de su plano era picado. Como quien ve a alguien pequeño. Estaba rodeada de micrófonos que la hacían parecer más diminuta aún. Normalmente, el picado representa un personaje psíquicamente débil, dominado o inferior. Sus bits de audio son pésimos. Parece un robot que oculta algo. Como HAL en a Space Odyssey. Un robot que oculta algo.
En la nota de Peña Nieto se usó un plano medio corto. Es decir, desde el pecho hasta la cabeza. Quizá me equivoco. No lo documenté, pero lo veo repetirse. Siempre ante un fondo preparado. Sus bits de audio, pensados, aunque no dejan de ser acartonados.
La suposiciones irían por el rumbo de apuntar que el que preparó las imagenes quiere posicionar a López Obrador contra Peña Nieto y hacer insignificante a Vazquez Mota.
Anoche vi el noticiero de Pedro Ferriz de Con y también el de López Dóriga. Me gustó más el de Ferriz. Mejores imágenes, reporteros haciendo reportaje, eso me gustó mucho. Y aunque editorializa mucho, tampoco es que me disguste demasiado. Creo que dio mucho más contexto Ferriz, por ejemplo al tratar los temas de educación. López Dóriga pasó por encima y corriendo. No dejaré de ver Televisa, pero si la voy a empezar a mirar con lupa.
Cuando menos ayer, en la nota de Josefina Vásquez Mota, el ángulo de su plano era picado. Como quien ve a alguien pequeño. Estaba rodeada de micrófonos que la hacían parecer más diminuta aún. Normalmente, el picado representa un personaje psíquicamente débil, dominado o inferior. Sus bits de audio son pésimos. Parece un robot que oculta algo. Como HAL en a Space Odyssey. Un robot que oculta algo.
En la nota de Peña Nieto se usó un plano medio corto. Es decir, desde el pecho hasta la cabeza. Quizá me equivoco. No lo documenté, pero lo veo repetirse. Siempre ante un fondo preparado. Sus bits de audio, pensados, aunque no dejan de ser acartonados.
La suposiciones irían por el rumbo de apuntar que el que preparó las imagenes quiere posicionar a López Obrador contra Peña Nieto y hacer insignificante a Vazquez Mota.
Anoche vi el noticiero de Pedro Ferriz de Con y también el de López Dóriga. Me gustó más el de Ferriz. Mejores imágenes, reporteros haciendo reportaje, eso me gustó mucho. Y aunque editorializa mucho, tampoco es que me disguste demasiado. Creo que dio mucho más contexto Ferriz, por ejemplo al tratar los temas de educación. López Dóriga pasó por encima y corriendo. No dejaré de ver Televisa, pero si la voy a empezar a mirar con lupa.
2 de febrero de 2012
El cerebro feliz
Tratan de explicar lo que ocurre en el cerebro cuando estamos felices o nos reímos.
El cerebro feliz from Los secretos de tu cerebro on Vimeo.
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1 de febrero de 2012
Acostúmbralo a la palabra NO.
Lo tuyo es entrenamiento. Créelo. La vida va a ser más dura con él que todo lo que seas tú. Así que empieza de una vez. Duro. A pesar de tu dinero, tu poder y tus influencias, el mundo le va a decir que no.
Eventualmente va a tener que obedecer. Están muy bien todos los argumentos en favor de la creatividad y la originalidad. Sin embargo, llega el punto donde hay que obedecer. Tendrá de dos sopas: la primera, obedecer porque si no lo hace el sistema lo penalizará. Imaginen obedecer un señalamiento de tránsito, por ejemplo. La segunda, obedecer porque cree en algo más grande que él y debe de ser parte de para que funcione.
La vida no funciona sin obedecer. No hablo de asimilar la mediocridad. Hablo de encontrar tu lugar. El niño que piensa que su lugar es arriba de todos, siempre con su voluntad por encima, es francamente insoportable. Y el adulto que sigue siendo igual, desequilibra a los que están alrededor suyo en un afán interminable de hacer su santo capricho.
La obediencia está sólidamente unida con la autoridad. Por lo que no se da una sin la otra. Sin embargo, al menos desde mi trinchera, se observa una epidemia de culpa que merma espantosamente la autoridad. Es el estilo de vida de nuestra sociedad afectando la forma en que las personas se ven a sí mismas. Y luego a sus hijos. Menoscabando su buen juicio como la tortura china de la gota sobre el cráneo.
A cuenta gotas. No debía dejarlo sólo. No debí hablarle tan feo. No debí casarme con su padre. Soy malo porque trabajo. Soy mala porque me tomé un café en el Starbucks en vez de ir a la clase de Pilates. Estoy mal porque si no está o está dormido, descanso. ¿Soy mal Padre? ¿Soy mala madre? Hagan de cuenta las adolescentes mirando modelos en las revistas. No acaban nunca de estar a gusto consigo mismas.
Y claro. Ante la culpa, placer. ¡Si no hay medicina más al alcance que el placer! Sólo hay que soltar, deja de resistir y el placer está ahí. Listo para hacerte sentir que todo está bien. Que la falta de autoridad no es problema y que el sistema pavloviano de recompensar el comportamiento que quiero es lo más estupendo que ha pasado. No tener la culpa se suele sentir a todo dar.
Vamos necesitando un clima de obediencia donde la autoridad existe porque está al servicio de la persona. De lo mejor de la persona. Donde papá es muy papá y mamá muy mamá. Aunque trabajen y se diviertan y el hijo no mande. Y nada de lo que pide con un berrinche le sea concedido. Donde los hijos y los padres tienen cada uno su lugar y la autoestima es la correcta para resistir el círculo vicioso de la culpa y el placer.
Hay mucho miedo. Y debe de ser, supongo, por la falta de certeza en la verdad. Hay tanta información, tanta opinión -como esta- que la verdad se hace difícil de creer. Veo a personas listas: confundidas y desconfiadas.
El asunto está en los límites. No puedo dejar de pensar en Cesar Millan, el susurrador de perros. Energía asertiva, ser el líder de la manada, mandar. Sonará demasiado sencillo para ser la solución, pero en el fondo la es. Los problemas están en el área de las definiciones: qué tanto si, qué tanto no en vez de cuál es el objetivo y conseguirlo a como de lugar.
Pero nadie da lo que no tiene. Y los adultos privilegiados, cada vez tenemos menos límites y por ende virtud. Y por eso no la podemos dar. Esa es una causa más de nuestra frustración con los hijos: nos vemos reflejados. Sin embargo esa frustración no es suficiente para despertarnos y movernos a la acción. No alcanza para paliar la aversión al sufrimiento.
Porque se sufre más bien poco. Y sufrir es muy bueno. Te hace valorar, te mueve, te ubica, te prepara para disfrutar adecuadamente el gozo. Un poco menos fácil la tarea, un poco más complicado y cansado el encargo en casa. Un poco más fría el agua. Un poco más de verduras. Y el claro conocimiento tanto de padres como de hijos que la afrenta al territorio de la autoridad no es permitida en lo absoluto.
Tenemos que estar dispuestos a romper el corsé de la etiqueta y buen gusto actual en aras de preservar intacta la figura de autoridad, defendiéndola. Sonaré exagerado seguro, sirva el ejemplo. Defender en estos casos (donde nos jugamos la capacidad de una persona a ser feliz o no en el futuro) significa estar dispuestos a que se repare el daño e ir un poquito más allá. Para que no queden ganas de volver… quizá un poco a lo israelí. Nadie se le pone al brinco al que trae pistola.
Pero ojo. Serán pocas esas batallas. Tampoco es asunto de defender tonterías. Y claro, se vuelve esto también en un claroscuro que sólo es iluminado por la preparación. Por contestar preguntas como ¿qué cosas se valoran en mi familia que no se permite tocar? ¿Cuáles son las líneas rectoras ante cuyas amenazas voy a reaccionar con la bomba atómica?
Y en todas las demás, asertivo. Fuerte. Duro. Sin demasiada blandenguería. Si lo que tienes son varones, más fuertes aún. No llevo más de una década en la educación pero veo menor capacidad de ser varón en las últimas generaciones. En concreto, la capacidad de proteger al disminuido, de buscar y defender la justicia, de cuidar, de buscar lo bueno, lo bello y lo verdadero, y de construir. La veo venir a menos.
Tiene arreglo. Pasa por vencerse a si mismo. Papá primero.
28 de enero de 2012
Cerebro y memoria
Un video del proyecto http://www.lossecretosdetucerebro.com/ de la Universidad. La de Navarra. Tratan, en 7 breves minutos explicar como funciona la memoria.
Cerebro y memoria from Los secretos de tu cerebro on Vimeo.
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24 de enero de 2012
Aburrirse NO siempre es una cosa mala
Es como una de las epidemias de los papás con hijos chicos. Una aversión al tiempo en el que no se está entretenido. Una especie de horror vacui. En los niños estamos creando algo malo cuando no se puede estar en silencio. Para ellos es bueno que no todo el tiempo esté ocupado y dirigido. Cuando un niño sano se aburre, prende su imaginación. Y eso es bueno.
Claro, los períodos de concentración de nuestros niños son pequeños. Muchas veces no más de 5 minutos. Algunos menos. Y es importante, en clase, por ejemplo, preparar la suministración de información en “flashes” o períodos cortos, y paulatinamente incrementar la cantidad necesaria de tiempo de concentración. Como los músculos: cuanto más les exijas, más crecen.
Además hay que intentar llamar a su creatividad e imaginación a la hora de trabajar. Aunque siempre será trabajo guiado. En casa, en muchas, hay una saturación existencial que deja poco tiempo a lo que mejor podría describir como contemplación. Aunque no lo sea exactamente.
Me refiero al tiempo en el que no tengo nada que hacer. Como niño. Es decir, el tiempo en el que ya ha terminado la tarea, la clase de violín y el fútbol, más la clase de natación y el tiempo en el que va en el coche, acompañando a su madre de un lado a otro -ocupado a veces por películas o juguetes-.
Después de jugar club pingüin y xbox y de usar el Ipad de papá un rato… es bueno que no tengan nada que hacer. ¿En qué momento se les van a ocurrir cosas? ¿Cuándo van a pensar? Y esto es válido para todas las personas, de alguna forma u otra. Hay que tener tiempo en el que no estamos entretenidos.
Una idea clave es que el ocio debe ser activo. Activo en el sentido de que exige esfuerzo. Que genera o generará virtud. Y una virtud que va haciendo más falta a los niños -entre otras- es la paciencia. La cultura de la inmediatez está generando estragos porque fomenta la falta de control. Cuando puedo tener lo que yo quiero cuando y como lo quiero… no nos estamos preparando para la vida.
Ocio activo es ver en la tele cosas que no nos hacen desconectar (siempre y sólo) sino que aumentan nuestro interés por algo. Algo que nos haga aprender, no solo pasar el tiempo. Y sobre esto, un apunte. Estamos acostumbrados a confiar en marcas. Preferimos unas a otras porque hay una serie de valores que compartimos con ellas y el producto que venden nos satisface. Sin embargo, cuando consumimos medios de comunicación no podemos olvidar que detrás de lo que vemos o leemos hay personas.
Y a esas personas no podemos quitarles el derecho a tener sus opiniones. Que, además, se verán reflejadas en su trabajo. Inevitable. Hay un productor, Dan Schneider por ejemplo, que es el que piensa en lo que tal o cual programa va a hacer. Algunos de sus productos: Drake y Josh, iCarly, Zoey 101. No tenemos ni idea qué piensa él y qué valores sustenta. Pero seguro que se transmite en sus programas.
La tesis es: no podemos hacer nada exento de nuestra personalidad. Marcus Scheving, en cambio, expone a cuatro vientos sus principios y filosofía en su programa de televisión. Él es el creador de Lazy Town, que promueve la actividad física y el deporte en los niños pequeños. De hecho Marcus fue gimnasta profesional y llegó a ganar títulos europeos al respecto. También es el personaje principal de la serie: Sportacus.
Eso en cuanto las marcas en la tele. Luego están los videojuegos. Que son, francamente, fenomenales. ¿Los han visto? ¿Han jugado? Son tan geniales que yo, en lo personal, los tengo que evitar. Entiendo a los niños de 6° ó 7° (incluso más chicos). Hacer la tarea de matemáticas no puede ser más interesante que ser General en un ejército (real, donde por cada soldado hay una persona detrás del teclado), dando instrucciones sobre cómo conquistar tal o cual objetivo. Donde estás tratando de conservar la vida, y la de tu gente, ante adversidades para todos efectos –salvo los vitales –reales. Esos sí que son problemas y no los de matemáticas. ¿Bajar a cenar en medio de una guerra? ¡Claro que es absurdo!
Y sin embargo tienen que hacerlo. Tiene que haber un límite. Un horario. Y en ese horario debe haber tiempo también en el que no debe haber nada. Donde las opciones sean salir al jardín o estar en la biblioteca un rato: sin opciones que entretengan, con opciones que fortalezcan hábitos que luego serán virtudes.
Suena ñoño, lo sé. Pero se los resumo en dos historias, la del brócoli y la de Lucciano Pavaroti. La del brócoli es sencilla. Un niño que no quiere comer brócoli. Los padres, tiranos absolutistas, le obligan. Se niega. No ceden. Come. Un día y otro, semanas, meses y finalmente, años. Ahora el niño es un adulto y puede comer brócoli. Inclusive sabe que los arbolitos verdes son buenos para el y que si les pone un poco de queso o salsa, hasta sabrosos son.
La de Lucciano Pavaroti es la de la niña a la que sus papás obligaron a escuchar música clásica. A punto estuvieron de demanda contra derechos humanos aquél viaje en que repitieron Nessum Dorma hasta tal punto que la cinta, misteriosamente, desapareció. También hicieron que se sentara en la tele a embutirse la Sinfónica de Londres, Nueva York y otras en conciertos varios. A la fuerza, sin opción. Durante varios años. Con los subsecuentes berridos, excusas, quejas y protestas de la niña. Y hoy no es inculta. Cuando puede y quiere, disfruta un buen concierto, aunque prefiera el rock, sabe apreciar el arte; que era el objetivo de los padres.
Entonces, aburrirse no es una cosa mala, hoy por hoy. Es una oportunidad de ir ejerciendo el tiempo como a uno se le de la gana. Robert Rodríguez, el famoso director mexicano de Estados Unidos, cuenta que empezó a contar historias, cuando con sus hermanos se quedaba sólo en casa. Eran inmigrantes en Texas y con 9 hermanos había que usar la imaginación. Y de eso, años después surgió una profesión en la que destaca. Claro, cabe mencionar que sus padres siempre fomentaron su creatividad y la apoyaron cuanto pudieron.
No les va a hacer daño inventarse algo que hacer y no, tampoco les va a hacer daño tener que esforzarse por hacer algo, aunque no quieran. Es nuestra responsabilidad como padres, abrirles a el mundo, aunque a veces sea abriéndoles la cabeza.
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