Y seguramente no sólo yo. Pero sí, sé quién eres. Si no con certeza, con un alto grado de probabilidad. Sé a qué hora leíste esto, desde qué tipo de dispositivo, en qué navegador (¡sé quien usa IE!). Conozco qué visitaste dentro de mi blog. Cuánto tiempo pasaste en él.
Puedo deducir si me leíste completo o si sólo te llamó la atención que había una foto. Sé dónde estás y quién eres. Si se me complica, voy y busco las horas de tus publicaciones de fb y te hallo por la hora. Andabas de redes sociales y dejaste huella.
Hay que echarle algo de deducción pero no es tan difícil. Son contados mis conocidos que están fuera del país. De esos, sé quién está en Madrid, quién en Pamplona y sólo se me ocurren dos que puedan leerme desde Tudela.
Si de plano tu huella digital me dice dónde trabajas, está muy fácil.
Sólo tu estás en Mérida. El que está en Cadereyta, ese si me desconcierta... porque debería estar trabajando.
Ignoro, eso sí, quién me lee en Pachuca Hidalgo y otros que me saltan por ahí en lugares desconocidos.
Me da mucho gusto que se tomen el tiempo, que se pasen por aquí. Sé quién eres porque todavía no somos demasiados. Ojalá pronto no pueda deducirte porque no te conozco de nada.
JS
5 de octubre de 2014
3 de octubre de 2014
2 de octubre de 2014
Confiar es más productivo
No confiar es fuente de desmotivación para el empleado. Y ese es el primer paso para hacer mal el trabajo. El líder que no confía en sus empleados es sólo un jefe.
Desconfiar de tu equipo resultará en que tendrán solamente un empleo y no una carrera profesional. Es decir, no van a crecer, no van a dar el extra, no van a dejarse la piel por la supervivencia y el progreso de la organización.
Trabajarán como autómatas, sin tomar decisiones ni hacerse responsables de las eventualidades que vienen con la realidad de todos los días. Checarán tarjeta de entrada y las horas se les harán eternas hasta que chequen tarjeta de salida.
Confiar en el equipo es darle sol, agua y tierra a una planta: verla crecer. Contar con más personas en caso de emergencias, más ideas en caso de crisis y más brazos cuando el andar se hace tortuoso y el peso insoportable.
Tener un equipo en quien confías es, sin duda, más productivo.
Nov/13
Desconfiar de tu equipo resultará en que tendrán solamente un empleo y no una carrera profesional. Es decir, no van a crecer, no van a dar el extra, no van a dejarse la piel por la supervivencia y el progreso de la organización.
Trabajarán como autómatas, sin tomar decisiones ni hacerse responsables de las eventualidades que vienen con la realidad de todos los días. Checarán tarjeta de entrada y las horas se les harán eternas hasta que chequen tarjeta de salida.
Confiar en el equipo es darle sol, agua y tierra a una planta: verla crecer. Contar con más personas en caso de emergencias, más ideas en caso de crisis y más brazos cuando el andar se hace tortuoso y el peso insoportable.
Tener un equipo en quien confías es, sin duda, más productivo.
Nov/13
30 de septiembre de 2014
28 de septiembre de 2014
Regañar a un adulto
Un post que se estuvo en el tintero desde hace mucho tiempo:
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Hoy tengo que conversar con un adulto acerca de su comportamiento. Ha sido grosero, ha ofendido a algunas personas.
Es déspota y prepotente. Se queja de todo, nada le complace. Cuestiona hasta las decisiones más nimias y, al final del día no confía en el proveedor de servicios al que paga, a veces inpuntualmente.
Estoy seguro que no va con Wall Mart, con la Comer o donde sea que haga el súper a cuestionarles si lo el producto que está dentro de la caja es el que está anunciado en ella. O que lleve su propio peso a revisar si la báscula de la fruta da kilo de a kilo.
Creo que es porque Wall Mart no habla con él. Creo que hay personas heridas o infectadas que van por la vida con el sistema operativo puesto en modo nefasto. Todo lo ven a través del oscuro lente de su soberbia. Porque claro, saber más que todos de todo y que las cosas nunca estén a tu altura es un indicador de superioridad. Falsa en este caso. A las claras.
Así que tengo que decirle que a la gente que forma me equipo no se les puede tratar como les trata. No se vale increpar a alguien en particular por los desastres naturales, la rotación de la tierra, que los del municipio hayan cerrado la calle, que haya reglas, horarios y semáforos, que la compañía telefónica haya cruzado las líneas, por ejemplo.
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